Integración del divino femenino y masculino

 

Todo lo que podemos encontrar en este plano físico es dual. Si bien, nuestro ser es uno solo el mundo que habitamos al ser comprendido por una mente dual termina siempre bifurcándose en dos ramas principales de las que pueden nacer miles de divisiones más. 

Las energías femeninas y masculinas, forman parte de la dualidad que conforma el mundo que vemos; tanto así, que incluso las investigaciones sobre el cerebro humano  hablan de la división del cerebro en 2 hemisferios: el derecho y el izquierdo.

Indistintamente del cuerpo que habites, tienes dos polaridades: una femenina que te facilita la conexión con tu parte más intuitiva, creativa y espiritual y un aspecto masculino que te ayuda con la eficiencia, la acción y el entendimiento lógico. 

 

Si bien, las polaridades no tienen nada que ver con asuntos de géneros muchas veces ambos conceptos han sido confundidos, creando enormes luchas de poder entre el femenino y masculino. Se creé, que la madre tierra en su perfecta sabiduría promovió hace cientos de años un repunte de energía masculina, tan necesaria para apoyar el crecimiento de la población con sistemas de producción más eficientes y avances en campos como la medicina y la ciencia. 

La mente, como centro de poder de la energía masculina nos llama a actuar, ser líderes, crear estructuras, pensar y analizar de forma racional lo que hacemos; sin embargo, cuando nos excedemos en la importancia que le damos a la mente, tendemos a tergiversar este masculino sagrado, llegando a convertirlo en violencia, lucha, guerra y crecimiento desmedido. 

La energía masculina,  nos ha entregado mucho y ahora reclama una exaltación y apoyo de la energía femenina,  ya que solo así podremos seguir habitando este espacio de forma sostenible y armoniosa. 


Más que nunca, el planeta esta carente de energía femenina y eso se nota en el cansancio extremo que tanto nosotros como la misma naturaleza está viviendo e incluso  he llegado a entender que este lío entre nuestras energías internas es lo que ha ocasionado caos en la forma en que nos relacionamos entre hombres y mujeres. 


A su vez, y de forma muy contradictoria las mujeres somos hoy en día quienes más estamos llamadas a reconciliarnos con nuestra parte femenina, y no porque esa sea nuestra responsabilidad por el cuerpo en que nacimos, sino porque somos quienes más nos hemos alejado del divino femenino.  Las mujeres, a lo largo de la historia hemos luchado tanto por la igualdad que terminamos comprado la idea de que la mujer tiene que minimizar todo aquello que la hace ser femenina, a costa de ser competitivas. 

Las polaridades femeninas y masculinas, se aman y mantienen  una relación perfecta en la cual ninguna compite por ser mejor que la otra. El masculino ama ver un femenino que confía, que es libre para soñar, que lo dirige desde su intuición y que entiende que siempre es apoyada por el universo. Por otro lado, el femenino da espacio a la mente para que le ayude a crear, pero no desde el control o la sobre exigencia sino desde la contención y el pensamiento sano, este femenino sabe guiar al masculino según lo que dicta su corazón y también lo invita a disfrutar de la vida y sentir el placer. 

Estoy convencida, de que la única manera en qué podremos transitar estos tiempos de cambio que nos ha tocado vivir es integrando en nosotros ese aspecto amoroso, intuitivo y compasivo que el sagrado femenino nos otorga. 

Si naciste en un cuerpo femenino, pregúntate: ¿Ya he despertado a la mujer en ti? o sigues viviendo desde creencias obsoletas asociadas a la feminidad. 

La mujer no nace mujer por naturaleza, se despierta a sí misma cuando reconoce su poder interior y decide aceptar todo lo que implica haber encarnado un cuerpo con fuerza femenina: sus ciclos, su ternura, su sensualidad y belleza. 

Observa que áreas están en desbalance en tu vida y crea cambios que te ayuden a tener una vivencia sana y equilibradas de las dos polaridades. Te dejo por acá algunas recomendaciones para hacerlo:

  • - Reconoce la importancia del no hacer y dedica momentos a ser, sin tener que hacer o pensar.

  • - Ejercita el músculo de la intuición, confía en tu instinto.

  • - Regálate todos los días como mínimo una actividad que te genere verdadero placer.

  • - Disfruta de tu cuerpo y reconecta con tu energía sexual.

  • - Permítete crear estructuras seguras, que te brinden la contención que necesitas para realizar tus sueños. La intuición requiere también de la mente.

  • - Utiliza tu energía mental en construir un dialogo interno amoroso.

  • - La meditación diaria construye nuevas conexiones neuronales que le ayudan a tu mente a pensar de forma más eficiente, serena y menos dramática.

  • - Perdona y saca de tu radar todo aquello que consuma tu energía emocional.

Espero que estas recomendaciones te sean de utilidad y te ayuden a llevar equilibrio a tus polaridades. El planeta te necesita!

Si deseas aprender más sobre este tema, te invito a unirte a nuestro reto gratuito “Sabiduría sagrada femenina”, puedes inscribirte acá:

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